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lunes, 20 de junio de 2016

Los 15 Asesinos Más Crueles De La Historia



¿Alguna vez te has preguntado quiénes han sido las personas más malvadas, crueles, insensibles y sanguinarias de la historia? Bueno, nosotros sí. Y como nos encanta compartir contigo estos datos interesantes, hemos recopilado en esta lista a las 15 personas más viles de todos los tiempos, pero especialmente a aquellos más infames, los que han tenido el poder para poner en práctica su maldad.
Aunque han existido muchos niños muy malvados y asesinos, a esos los hemos apartado para crear una lista diferente. Lo mismo hicimos con las mujeres: ellas tendrán su propia lista. En esta ocasión nos vamos a concentrar en los 15 hombres más malvados, ordenados por su nivel de maldad. ¿Te viene alguno a la mente? Sigue leyendo a ver si lo encuentras !!

1. Vlad Drácula


Vlad fue príncipe de la región de Valaquia (en la actual Rumania) en tres ocasiones: 1448, 1456-1462, y 1476. Es muy conocido por haber sido él quien inspirara la leyenda del “Conde Drácula”, gracias a los crueles métodos que usaba para torturar y asesinar, y a lo mucho que disfrutaba haciéndolo. Su apellido, Drácula, significa en rumano actual “pequeño demonio”, aunque en esa época quería decir “pequeño dragón”.

Su método de tortura favorito era el empalamiento. Generalmente se insertaba una enorme estaca por el recto de las víctimas, penetrando todo el cuerpo hasta traspasar la boca. La estaca de madera era lubricada con aceite y cuidadosamente tallada para que no matara automáticamente a la persona, pertimiendo así que el desafortunado agonizara el máximo tiempo posible, pues ese sufrimiento era lo que más divertía a Vlad. Sin embargo, muchas veces prefería empalar a través del pecho o el abdomen. Habitantes de ciudades enteras llegaron a ser empalados, sin importar que fueran hombres, mujeres o niños. Incluso llegó a empalar a niños y bebés a través del pecho de sus madres.
No obstante, el empalamiento no era su único método de castigo. También ordenó envenenar, cegar, estrangular, colgar, decapitar, azotar, destripar, desollar, asar, desmembrar, quemar, hervir, enterrar… y pare de contar.
Vlad Dracula también cortaba ciertas partes de las personas (genitales, orejas, narices, pies, manos, etc) y las coleccionaba. Le gustaba celebrar banquetes en los mismos lugares donde realizaba ejecuciones masivas, a pesar del mal olor que despedían los cuerpos medio descompuestos. Odiaba especialmente a los más pobres, a los enfermos y a los vagabundos. En una ocasión invitó a todos los pobres y enfermos de su reino a su castillo para que disfrutaran de un gran banquete. Al terminar de comer, mandó a quemarlos vivos a todos. Se rumoreaba que le gustaba beber sangre humana. Se estima que llegó a matar a más de 100.000 personas, lo que representaba un 20% de la población de su reino. Fue decapitado en 1476.

2. Iósif Stalin ó Josef Stalin, ó Joseph Stalin


Stalin fue dictador de la Unión Soviética entre 1922 y 1953. De joven fue asaltante de bancos, agitador y asesino. Después de lograr ascender al poder se convirtió en un dictador paranoico, despiadado y vengativo. Todo aquel que se le opusiera era asesinado. Su objetivo era convertir a la U.R.S.S. en una superpotencia industrial. Para lograrlo, no dudó en matar a una infinidad de seres humanos, cientos de miles fueron destinados a campos de trabajo forzado. Su trabajo diario era firmar las listas de los condenados a muerte. Ordenó matar a muchos familiares de personas que lo adoraban, y no dudó en matar también a muchos de sus propios familiares.
Una vez besó a una niña en público. La niña pensó que Stalin la cuidaría a ella y a su familia, pero poco después Stalin mandó a matar a todos los familiares de la niña, ya que se habían hecho muy famosos. Además, unas 10 millones de personas murieron a causa de la falta de alimentos. Su esposa prefirió suicidarse antes que seguir a su lado. Ordenó asesinar a Nikolái Yezhov, su fiel seguidor y director de la policía secreta, tras acusarlo por los crímenes que él mismo le había ordenado ejecutar. La gente que tenía encerrada en prisión fue obligada a enlistarse en el ejército para luchar en la Segunda Guerra Mundial, y si lograban regresar con vida al país después de la guerra, volvían a ser enviados a prisión. Cientos de miles de personas fueron violadas y asesinadas por su ejército. Más de 1,5 millones de mujeres alemanas fueron violadas.
Evidencias recientes indican que Stalin tenía su propia versión de la “solución final” de Hitler, en la que contemplaba también el exilio o asesinato de cientos de miles de judíos rusos. En total, se estima que Stalin fue el responsable de la muerte de entre 20 a 60 millones de personas. Murió en 1953 de un ACV fulminante.

3. Adolfo Hitler

Hitler fue canciller de Alemania entre 1933 y 1945. De joven quería ser artista, pero no tuvo éxito, así que decidió alistarse en el ejército y participó en la Primera Guerra Mundial. Alemania se rindió, y eso lo enfureció. Con el tiempo fundó el partido nacional-socialista y desarrolló un odio visceral contra los judíos, a los que culpaba de todos los problemas del país. Como no consideraba humanos a los judíos, su plan era exterminarlos de toda Europa y luego tomar el control del mundo entero. Para lograr sus propósitos y lavarle el cerebro a los alemanes, hizo uso eficiente de la propaganda. Una vez dijo: “Con el hábil y sostenido uso de la propaganda, podemos hacer que la gente piense que está en el paraíso aunque en realidad esté en el infierno”.
Hitler ordenó matar a millones de judíos y otros grupos minoritarios, como gitanos y homosexuales. Usó a muchos enfermos de los hospitales para realizar experimentos letales. Sólo con estos experimentos llegó a matar a unas 300.000 personas. Ordenó que todos los judíos de los países que controlaba fuesen llevados a campos de concentración, donde se les obligó a hacer trabajos forzados hasta morir, eran sujetos de experimentos letales o simplemente los mataban en cámaras de gas. Millones de judíos murieron en cámaras de gas, pelotones de fusilamiento y crematorios, o bien por inyecciones letales u otros experimentos humanos. Durante la guerra, Hitler traicionó a muchos de sus amigos y aliados.
Adolf Hitler también aprobó un programa de reproducción asistida, por lo que se asesinaba a los bebés que no alcanzaban la supuesta perfección esperada por el régimen nazi. En total, se estima que Hitler fue el responsable directo por la muerte de al menos 11 millones de personas, incluyendo judíos, gitanos, eslavos, francmasones, polacos, rusos, homosexuales y testigos de Jehová. En 1945, al perder la Segunda Guerra Mundial que él había provocado, se suicidó.

4. Pol Pot


Pol Pot fue el Primer Ministro de Camboya entre 1976 y 1979. Su plan era llevar a su país a una “nueva era”, pero en realidad lo convirtió en un campo de ejecuciones. Es el único gobernante en la historia que ha ordenado oficialmente un genocidio contra todo su país, matando a un gran porcentaje de la población durante su gobierno. Prohibió la religión budista, el dinero y las posesiones personales. Su gobierno comunista ordenó evacuaciones masivas de ciudades. Millones de camboyanos fueron desplazados, torturados y asesinados. A la gente se la separaba de sus familiares y amigos, morían en campos de trabajo forzado, o debido a la desnutrición, la falta de tratamiento médico o la hambruna. Cientos de miles fueron azotados hasta la muerte y enterrados vivos.
A la gente, incluyendo ancianos, niños y mujeres embarazadas, se les obligaba a trabajar con el agua al cuello durante el invierno, trabajando en la construcción de canales. Si alguien dejaba de trabajar por enfermedad o cansancio, lo asesinaban. La hambruna se extendió y muchas personas se vieron obligabas a comer cadáveres humanos, pero si los oficiales del gobierno encontraban a alguien alimentándose así, también los mataban. Los que estaban casados con vietnamitas, hablaban vietnamita o parecían vietnamitas, eran asesinados. Ordenó mutilar y desmembrar a muchos bebés. Pol Pot mantenía las fotografías y los cráneos de la gente que asesinaba.
En total, mató a entre 1 y 3 millones de camboyanos, un 25 o 33% de la población del país. Murió en abril de 1998 por causas naturales.

5. Idi Amín Dada


Fue el dictador de Uganda desde 1971 hasta 1979, y antes de ser presidente se hizo popular por ser campeón nacional de boxeo en diez ocasiones. Le prometió a todo el mundo que llevaría paz y democracia a su país. Pero convirtió a Uganda en una tierra azotada por la pobreza y patrullada por escuadrones de la muerte. Probablemente fue el dictador más brutal y sádico del siglo XX. Su gobierno se caracterizó por los crímenes de lesa humanidad, la persecución étnica, la represión política, las masacres y la expulsión de unos 80.000 asiáticos de Uganda.
Se enfrentó a su propio pueblo y ejecutó a cientos de miles. Ordenó mostrar las ejecuciones públicas por televisión, torturó y mató a soldados, funcionarios del gobierno, profesores, artistas, médicos, periodistas, ingenieros, políticos, policías, fotógrafos, abogados, empresarios, ministros y hasta niños. Sus secuaces mataban gente con martillos y mandarrias, y Amín se quedaba con las fotos para divertirse viendo los cadáveres. A muchos los mandó a enterrar vivos o se los echó como comida a los cocodrilos. Le ordenó a muchas personas que se comieran a los prisioneros hasta que murieran. El mismo Idi Amín llegó a consumir carne y sangre humana, y se enorgullecía de ser un caníbal.
Mató a varias de sus ex-esposas, a una la desmembró y ordenó que le volvieran a coser sus extremidades pero al revés. Según las diversas estimaciones de las organizaciones de derechos humanos, su régimen acabó con la vida de entre 100.000 y 500.000 personas. Murió en Arabia Saudita en 2003, rodeado por su familia e hijos y en medio de mucho lujo. Nunca pisó una cárcel ni pagó por sus crímenes.

6. Iván el Terrible


Iván fue el zar de Rusia desde 1533 hasta 1584. Era inmisericorde y cruel desde niño: tenía la costumbre de subir animales como perros, gatos y osos a la cima de edificios altos y luego arrojarlos al suelo. Cuando era adolescente llegó a matar gente, ya que eso le parecía divertido.
Cuando se convirtió en zar se volvió paranoico, creía que todos eran sus enemigos. Ordenó que miles de personas se mudaran de sus lugares de origen, dejándolos sin hogar. Se obsesionó con torturar y matar a cualquiera que él considerara enemigo suyo, y casi todas las víctimas eran inocentes. Destruyó cientos de pueblos y ciudades. Ejecutó la Masacre de Novgorod, en la que torturó y masacró a unas 60.000 personas. En su palacio tenía su propia cámara de torturas, en la que muchas veces obligó a los padres a ver cómo torturaban y mataban a sus hijos. Ordenó que cientos de personas fueran echados a los lobos y osos para que se los comieran. Le encantaba presenciar en las sesiones de tortura y ejecución, y muchas veces participaba en ellas (algunas sesiones duraban hasta 15 horas).
Ordenó decapitar, estrangular, colgar, cegar, azotar, hervir, freír, destripar, empalar y enterrar vivos a miles de personas. Cuando los líderes religiosos le rogaron que detuviera sus matanzas sin sentido, los torturó y mató a ellos también. Dejó ciego a su arquitecto, mandó a hervir a su tesorero. Mató a una de sus esposas al día siguiente de la noche de bodas. En un ataque de rabia, incluso mató a su hijo preferido.
Murió en 1584 cuando estaba jugando ajedrez con uno de sus amigos. Lo más probable es que haya sido envenenado.

7. Mao Zedong


Mao fue el dictador de China entre 1943 y 1976. Dirigió la revolución comunista en China, y su plan era convertir a su país en una superpotencia comparable con Estados Unidos o la Unión Soviética, pero en cambio terminó generando la mayor hambruna y el mayor genocidio de la historia humana.
Implantó un sistema de soplones para ver quién estaba en contra de su gobierno. Los vecinos se acusaban entre sí y los hijos acusaban a sus padres. Si alguien criticaba al gobierno en privado, podía terminar humillado en público, torturado y muerto. La hambruna que desató su gobierno mató a entre 30 y 45 millones de personas, y millones más murieron por las enfermedades. Más de 700.000 cometieron suicidio por temor al gobierno.
A los niños que encontraban robando comida les cortaban los dedos. Mao intentó aumentar la productividad del país y hacerlo una potencia haciendo uso del trabajo forzado. Se esperaba que la gente trabajara hasta el cansancio, y se les azotaba si llegaban tarde al trabajo o si no rendían lo suficiente. En total, se calcula que el régimen de Mao le costó la vida nada menos que a unos 70 millones de personas. Este líder comunista murió en 1976 a raíz de una enfermedad del sistema nervioso.

8. Tomás de Torquemada


Torquemada fue sacerdote y llegó a ser el Gran Inquisidor de España entre 1483 y 1498. Fue quien dio inicio a la Inquisición Española, la cual se estableció en 1478 y siguió existiendo hasta 1834. La Inquisición fue un tribunal eclesiástico gobernado por la monarquía española, cuyo propósito era exterminar a todos los “herejes”, y a cualquier individuo que representara una amenaza para el estatus de la Iglesia Católica. La actividad de los espías de Torquemada hizo que la gente desconfiara entre sí, incluso se obligaba a los hijos a testificar contra sus padres. Ordenó sin pruebas torturar y matar a los judíos.
Un sinnúmero de personas fueron torturadas, azotadas y obligadas a ceder todas sus propiedades. Torquemada promovió muchas formas de tortura, como el asado de pies y la sofocación. A miles los quemaron vivos, a otros los colgaban, los asaban o les arrancaban las extremidades desde las articulaciones. Se pusieron en práctica un montón de formas de tortura muy creativas y crueles, como el desollado, que consistía en arrancarles la piel a los cautivos desde la cabeza hasta la cintura. Se estima que las acciones de Torquemada llegaron a matar a unas 30.000 personas. Influyó para que los reyes católicos de España, Isabel y Fernando, ordenaran la expulsión de todos los judíos y musulmanes del país, lo que significó el exilio perpetuo de unas 300.000 personas.

9. Gilles de Rais


Fue un noble y asesino en serie francés del siglo XV, que se enlistó en el ejército para participar en la Guerra de los Cien Años y así dar rienda suelta a sus incalculables ganas de matar y torturar. Logró amasar una gran fortuna por su participación en la guerra, y utilizó su riqueza para satisfacer sus deseos psicópatas. Creó una pequeña corte en su castillo presidida por él mismo y compuesta por unos cuantos brujos, alquimistas, videntes y satánicos.
En la Guerra de los Cien Años que enfrentó a Francia con Inglaterra, Gilles de Rais fue un líder clave. Se enamoró de Juana de Arco y se convirtió en su escolta, salvándola en varias ocasiones. Los soldados decían que tenía una combatividad extraordinaria en el campo de batalla, que parecía estar poseído por el diablo. Con sólo 25 años fue nombrado Mariscal de Francia por sus hazañas militares. Era muy admirado por ser generoso, hasta que Juana de Arco fue quemada viva en la hoguera por los ingleses y terminó perdiendo su título de mariscal.
Sin poder desatar su furia en el campo de batalla, encerrado en su castillo, afloraron sus perversiones más profundas. Entre 1432 y 1440 se contabilizaron unas 1.000 desapariciones de niños y niñas en la región de Bretaña. En la noche, Gilles de Rais y sus esbirros se dedicaban a torturar, vejar, humillar y asesinar a los niños que habían secuestrado para sus rituales macabros, ofreciendo las diversas partes y órganos de los cadáveres como sacrificios al diablo.
Eventualmente fue llevado a juicio y, delirando, llegó a confesar sus crímenes, arrepentido. Dijo que en efecto había llegado a realizar torturas, decapitaciones y más. Incluso llegó a beber la sangre de los niños cuando todavía estaban vivos. Por su condición de noble y su pasado como héroe nacional, el rey le ofreció el perdón, pero Gilles lo rechazó por sentirse profundamente arrepentido, y fue ahorcado en 1440.

10. Leopoldo II de Bélgica



Fue el rey de Bélgica de 1865 a 1909, y desde 1885 gobernó como propiedad privada el “Estado Libre del Congo”, en el centro de África. Está considerado como uno de los mentirosos más grandes de la historia, ya que aseguraba que estaba ayudando a la gente del Congo y el mundo le creía. En realidad, explotó su colonia usando mano de obra esclava y valiéndose de un despiadado régimen de terror. Los hombres bajo su mando torturaron, masacraron y mutilaron a millones de congoleños. El territorio fue sometido a una explotación indiscriminada y sistemática de sus recursos naturales, usando para ello mano de obra nativa. A los esclavos congoleños que no traían suficiente caucho, marfil o piedras preciosas, les cortaban las manos, las piernas, los pies, los brazos, las orejas o las narices. El corte de las manos era tan común, que las manos se llegaron a usar como moneda.
Muchas aldeas nativas fueron quemadas y sus habitantes masacrados u obligados a internarse en la selva. Los historiadores calculan que entre 5 y 10 millones de congoleños fueron masacrados durante el régimen de Leopoldo II, lo que supone la mitad de la población del Congo para ese momento. Además, unos cuantos millones más murieron debido a las enfermedades y a la hambruna.  Leopoldo II amasó una gran fortuna explotando los recursos del Congo, las demás potencias europeas pronto se dieron cuenta y se repartieron toda África en menos de 30 años, para poder hacer lo mismo que el rey belga. Leopoldo II murió en 1909 de una hemorragia cerebral.

11. Genghis Khan



Fue el líder del Imperio Mongol desde 1206 hasta 1227, y su reino fue el más extenso de la historia. Era despiadado, vengativo, cruel y sanguinario. A los 13 años mató a su hermano porque le había robado un pescado. Con su ejército destruyó innumerables ciudades, matando tanto soldados como civiles y niños. A veces mataba a la gente derramándole metal fundido por los ojos y los oídos. En una sola de sus masacres llegó a matar más de 700.000 personas. Los pobres eran decapitados, y a los ricos se les torturaba para que revelaran dónde tenían guardados sus tesoros. A las mujeres las violaban frente a sus familiares.
Se dice que cuando su ejército se quedaba sin agua, cortaban las venas de un caballo para beber su sangre. Los historiadores calculan que el ejército al mando de Genghis Khan mató a entre 20 y 60 millones de personas, lo que representa entre un 10 y un 30% de la población mundial en ese momento histórico. Mató a tres cuartos de la población de la Meseta Iraní, que en ese entonces era de unos 15 millones de personas. Falleció por muerte natural en 1227.

12. Atila el Huno



Atila gobernó a una confederación de tribus conocida como “los hunos” desde el año 434 al 453 D.C. Bajo su liderazgo, el Imperio Huno se extendió desde el Mar Caspio hasta Alemania, y desde el Mar Báltico hasta el río Danubio. Atila era un bárbaro sanguinario, cruel y despiadado, que amaba la guerra. Su objetivo era destruir al Imperio Romano y a todo lo que se interpusiera en su camino. Su avance era tan destructivo, que la gente creía que él era un castigo de los dioses, por eso su apodo era “el azote de Dios”. Él y sus secuaces consideraban que las vidas de otras personas carecían de sentido, y llegó a matar cientos de miles de personas al arrasar ciudades enteras.
Murió dormido, ahogado en su propia sangre debido a una hemorragia nasal, la noche que celebraba su boda.

13. Calígula



Fue el tercer emperador de Roma, desde el 37 al 41 D.C. Era extravagante y de conducta sexual desenfrenada. En los primeros 3 meses de su reinado mandó sacrificar más de 160.000 animales en su honor. Poco después sufrió una fiebre cerebral que lo dejó mentalmente perturbado. Se creía un dios, y comenzó a torturar gente. Creía que los prisioneros tenían que sufrir una muerte lo más dolorosa posible. A sus oponentes los mataba lenta y cruelmente, dejándolos agonizar durante días.
Mandó a decapitar y estrangular niños, y ordenó a sus familiares que presenciaran la ejecución de éstos. También ordenó que a muchas personas les cortaran la lengua. A los prisioneros los echaba a los animales salvajes: leones, panteras y osos. Su crueldad hacía que mucha gente cometiera suicidio antes de enfrentar las penas. Obligó a un montón de mujeres casadas a tener sexo con él, incluyendo a sus tres hermanas, mientras sus maridos lo presenciaban todo. Como su cuñado se quejó, lo mandó a matar. Su método de tortura favorito era el serrucho, con el que partía en dos a las personas, serruchando los cuerpos desde la entrepierna hasta el pecho. Además, le gustaba comerse los testículos de sus víctimas.
En el año 41 D.C. un complot puso fin a la vida de Calígula, quien recibió una puñalada mortal por parte de Casio Querea, un guardia pretoriano del que Calígula se burlaba llamándolo afeminado.

14. Nerón



Nerón fue el quinto emperador de Roma, gobernando desde el año 54 al 68 D.C. Arruinó al Imperio Romano, quemó ciudades enteras y asesinó a miles de personas, incluyendo a su tía, a su hermanastra, a su ex esposa, a su madre, a su esposa y a su hermano adoptivo. De forma sistemática mató a cada miembro de su familia. Mandó a envenenar, decapitar, apuñalar, quemar, hervir, crucificar y empalar a muchas personas. Frecuentemente violaba a las mujeres, y disfrutaba cortando las venas de las personas.
Durante su reinado los cristianos fueron perseguidos sin piedad, dejaba que se murieran de hambre, los mandaba a crucificar, a quemar y a que los perros y los leones se los comieran. Muchos cristianos pensaban que Nerón era el mismo anticristo. Nerón terminó suicidándose cuando se percató de que el senado había decidido destituirlo para nombrar otro emperador.

15. Hirohito



Fue el emperador de Japón desde 1926 hasta 1989. Durante su largo reinado, él y su ejército perpetraron infinidad de crímenes de guerra y mataron a una enorme cantidad de chinos, indonesios, coreanos, filipinos e indochinos. Fue el responsable directo de la famosa y espantosa “Masacre de Nankín” de 1937, en la que murieron unas 300.000 personas. Ordenó que todos los prisioneros chinos fuesen eliminados. Unas 200.000 mujeres fueron violadas, y los maridos a veces fueron forzados a violar a sus esposas e hijas. Cerca de 10 millones de chinos fueron esclavizados, muchos fueron torturados e incluso ingeridos como alimento.
Los soldados japoneses al mando de Hirohito mataban a los prisioneros disparándoles, cortándoles la cabeza, quemándolos, apuñalándolos, desmembrándolos, hirviéndolos, enterrándolos vivos, quemándolos, rostizándolos, crucificándolos y empalándolos. A veces mataban a la gente usando gas venenoso, echándola a los perros entrenados o colgándolos de sus lenguas en ganchos de hierro. A los prisioneros los usaban como muñecos para practicar tiro al blanco. En Java (Indonesia), entre 4 y 10 millones de personas fueron obligadas a trabajar para el ejército japonés, y la mayoría murió. A veces cortaban los cuerpos de los prisioneros en dos, usando espadas. Frecuentemente apuñalaban a las mujeres en sus zonas íntimas usando bayonetas o troncos de bambú.
Durante la ocupación japonesa, 4 millones de personas murieron de hambre en Indonesia, y 2 millones en Vietnam. Miles fueron asesinados usando ataques químicos. Unos 400.000 murieron víctimas de las enfermedades esparcidas por la guerra, y 580.000 murieron víctimas de los experimentos humanos llevados a cabo por los japoneses. Otra masacre atroz de chinos, la Masacre de Sook Ching, acabó con la vida de entre 50.000 y 90.000 personas. En Filipinas, los japoneses cometieron la “Masacre de Manila” que mató a unos 100.000 civiles.
Los soldados de Hirohito decían que matar era cosa fácil, porque las vidas de esas personas no valían nada comparadas con la del emperador, quien era visto prácticamente como un dios. Hirohito ordenó a sus hombres matar, quemar y robar a todos los chinos que encontraran. Más de 20 millones de chinos, y 10 millones de asiáticos de otros países, fueron asesinados por los japoneses durante la Segunda Guerra Mundial, durante la cual Japón estuvo aliado con la Alemania nazi. Hirohito siguió siendo emperador hasta su muerte, que acaeció en 1989 debido a un cáncer.